Los niveles de materia orgánica en las zonas productivas del departamento de Santa Cruz han ido bajando considerablemente en los últimos años, lo cual incide en una disminución de la productividad de los cultivos.
Edwar Peña, ingeniero agrónomo y experto en Manejo de Suelos, durante su exposición en el Congreso Internacional de la Soya, se refirió a la situación actual de los suelos en las diferentes zonas productivas de Santa Cruz.
Peña dio a conocer que hace 30 años en la zona Este de Santa Cruz, los niveles de materia orgánica estaban entre 3,7% a 4%, y hoy está en 2,3%, con una caída del aproximadamente 43% de la materia orgánica.
En caso de la zona Norte, hace 25 años, el nivel de perdida ha sido alto, hoy apenas alcanza un promedio de 1,4%. “La pérdida de materia orgánica ha sido más de 40% de la materia orgánica”, indicó Peña.
Con respecto a la Chiquitania, en menos de 10 años que se hace agricultura, se observó una pérdida del 13% de la materia orgánica. Actualmente es del 2,6% en la zona, lo cual llama la atención la pérdida en estos suelos arenosos.
“En los suelos más arenosos o más livianos son más susceptibles a la pérdida de la materia orgánica. En suelos más arcillosos se protege la materia orgánica como complejo arcillo único y eso hace que la materia orgánica sea más estable”, explicó.
Frente a la pérdida de la materia orgánica, el experto recomienda a los productores aumentar el aporte de residuos, que luego se convierte en materia orgánica. Pero eso conlleva tiempo y no se realiza en una campaña agrícola.

Aportar materia seca de rastrojo cada año
Peña indicó que para recuperar el suelo debe aportarse cada año, entre 15 a toneladas de materia seca de rastrojo En la zona Norte alrededor de 20 toneladas de materia seca por año para tener estabilidad en la materia orgánica.
En el Este se recomienda aportar 14 toneladas de materia seca de rastrojo al ano y en la Chiquitania al menos 13 toneladas de materia seca al año.
“La materia seca nos pueden dar las pasturas, porque hacer un verano con pasturas me ayudará a aportar 20 toneladas de materia orgánica en ese campo. Hacer un sorgo forrajero me aporta 15 toneladas de materia seca, el hacer trigo también me aporta”, explicó Peña, quien agregó que la pérdida orgánica en los suelos de Santa Cruz se debe al poco aporte de biomasa.
El profesional comentó que una buena cantidad de rastrojo en suelo, la temperatura disminuye. Ello favorece a la multiplicación de microorganismos. De igual manera indicó que el almacenaje de agua es mayor y no se pierde agua por evaporación. Eso permite entregar nutrientes de manera paulatina en el suelo.
“Es un ciclo benéfico el ir aportando residuos y hacer una soya en un campo con rastrojo. Olvidémoslos en hacer agricultura en un suelo desnudo, eso es inviable para las condiciones de cambio climático”, sostuvo Peña , quien recordó que la limitante en las zonas productivas es el agua.
Fuente: Agro Sinergia
