Se pensaba que los suelos de la Chiquitania solo eran aptos para hacer ganadería, pero la realidad actual indica que es una nueva zona con potencial y la última frontera agrícola que quedaba por consolidar. Expertos recomiendan hacer algunas correciones químicas al suelo para obtener mayor productividad en los cultivos.
Ricardo Suárez, experto en Suelo y Nutrición de Plantas, fue uno de los expositores del simposio “De Suelo Para Una Agricultura Sustentable y Regenerativa”, realizado en pasados días por el Cinacruz; se refirió al Manejo Sustentable de Suelos en la Chiquitania, haciendo énfasis que la zona se ha convertido en muy importante para hacer agricultura de cultivos agroindustriales. Y según datos del Cinacruz, se estiman al menos 200.000 hectáreas de soya, maíz, sorgo y girasol en municipios chiquitanos.
Suárez explicó que, si bien la Chiquitania es una zona de expansión agrícola; los suelos tienen limitaciones químicas y por eso es necesario realizar algunas prácticas para que sean más productivos.
“Los suelos de la Chiquitania tienen deficiencia nutricional, baja capacidad de retención de nutrientes; pero se pueden volver productivos a través de correciones químicas: como la aplicación de calcáreo, la fertilización en el manejo nutricional de los cultivos, para obtener altos rendimientos de la Chiquitania”, explicó Suárez, quien agregó que también hay suelos que gozan de cierta fertilidad en el lugar y deben ser cuidados haciendo un buen manejo.
Suárez recordó que desde hace muchos años se tenía la idea que los suelos de la Chiquitania solo eran aptos para hacer ganadería; toda vez que aún había tierras para explorar en las tierras bajas, tanto en las zonas Norte y Este del departamento de Santa Cruz.
Sin embargo, ante la necesidad de precisar más áreas para sembrar y otras que se fueron degradando; los productores se vieron obligados a buscar nuevos suelos y encontraron una buena alternativa en la Chiquitania, tierras que permiten alcanzar alta productividad de los cultivos.
“Muchas empresas agrícolas y productores han llegado a la Chiquitania para buscar tierras, mismas que son productivas, pero necesitan correcciones químicas”, aseveró Suárez, quien agregó que es la última zona del departamento que quedaba para ampliar la frontera agrícola, y que ahora hacia adelante ya no queda más áreas para hacer agricultura.
Dio a conocer que, en los municipios de Concepción, San José de Chiquitos y San Ignacio de Velasco aumentó significativamente el área agrícola, y según datos del Cinacruz existen alrededor de 200.000 hectáreas de soya, maíz, sorgo y girasol. Y las proyecciones en corto plazo es establecer 500.000 hectáreas de los cultivos mencionados en la zona.
Edward Peña, también experto en Manejo de Suelos, coincide que la Chiquitania tiene un alto potencial para hacer agricultura, toda vez que, al ser tierras nuevas, tienen un nivel de materia orgánica muy alto (de 2,7%), según un análisis de 6000 muestras.
Recomienda cuidar esa materia orgánica, toda vez que en el lugar hay suelos con alto contenido de arena (con un promedio de 52%), lo cual le confiere fragilidad.
Peña confirmó que la Chiquitania tiene suelos muy aptos para la agricultura, donde en algunas propiedades se han obtenido de 4 a 4,5 toneladas de soya por hectárea. Y en lotes se obtuvo hasta 6 toneladas de soya por hectárea. En caso de maíz se logró 11 toneladas por hectárea, aspecto que corrobora la buena productividad en la zona.
Fuente: Agro Sinergia