Vallegrande, Cordillera, Chiquitos y Moxos y Santa Cruz de la Sierra formaron parte del nuevo territorio que declaró su independencia de España un día como hoy, pero hace 200 años
Entre el 12 y 15 de febrero de 1825 se produjeron los sucesos que marcaron la declaración de la independencia de Santa Cruz de la Corona Española. Fue el resultado de más 15 años de enfrentamientos entre patriotas y realistas, una guerra de guerrillas con un alto costo en vidas humanas, como el de la sangrienta Batalla de El Pari (1816), cuando más de 1.000 cruceños perecieron por la libertad. Allí murió Ignacio Warnes.
Pero, la noche del 14 de febrero de 1825, José Manuel Mercado, conocido como el Colorao Mercado ocupó Santa Cruz de la Sierra y proclamó su independencia en un cabildo. Sucedió en un momento en el que las tropas realistas estaban prácticamente diezmadas. Al día siguiente, el cabildo nombró a Juan Manuel Arias como el primer gobernador y con la independencia asegurada, Santa Cruz no tardó en participar en la formación de la nueva república junto con otras cuatro provincias del Alto Perú.
“Solo un territorio libre puede elegir a sus representantes y construir futuro. El 6 de agosto celebramos la creación de Bolivia, pero el 14 de febrero celebramos la valentía de Santa Cruz, que fue uno de los cinco territorios libres que decidieron crear un nuevo país”, dijo la historiadora Paula Peña.
A 200 años del grito de esa gesta, que ahora cumple 200 años, hubo reflexiones y reseñas en diversos foros académico desde que comenzó este icónico mes.
En ese contexto el investigador, docente y administrador académico Víctor Hugo Limpias Ortiz, en una exposición didáctica que fue muy valorada en el contexto académico y educativo de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (Upsa), abordó el proceso emancipador con una secuencia de datos y cuadros que ayudaron a comprender la complejidad de este proceso histórico. “Este grito libertario fue importante porque nos permitió, como religión, tomar la decisión de fundar Bolivia, porque el 6 de agosto, más que una independencia, fue la decisión de cinco departamentos, o provincias fundacionales, de fundar un país”.
Proceso emancipador
Limpias Ortiz sostuvo que “la independencia de Santa Cruz no es un episodio aislado, sino un proceso complejo que involucró a diversas provincias y actores a lo largo del siglo XIX”. Enfatizó que, a diferencia de otras regiones, Santa Cruz llevó adelante su lucha con recursos propios y una organización interna que muchas veces ha sido subestimada en la historiografía nacional.
El expositor destacó que el proceso independentista en Santa Cruz no se limitó a la ciudad capital, sino que involucró a cinco provincias fundamentales: Vallegrande, Cordillera, Chiquitos, Moxos y la propia Santa Cruz de la Sierra. “Cada una de estas provincias tuvo un protagonismo singular, aportando desde la resistencia militar hasta la consolidación de un proyecto político propio”.
Explicó que Vallegrande fue clave por su conexión con los movimientos independentistas de Cochabamba y Sucre, mientras que Cordillera desempeñó un papel estratégico al ser la región de contacto con las fuerzas realistas. Por su parte, Chiquitos y Moxos, con sus misiones jesuíticas, aportaron una visión organizativa y económica que permitió sostener la lucha.
“La ubicación de Santa Cruz y sus provincias hizo que la comunicación y la coordinación fueran más difíciles, pero al mismo tiempo generó una identidad fuerte y una autonomía que contribuyó a la resistencia”, puntualizó el académico.
Destacó que las dinámicas económicas de la región, basadas en la producción agrícola y ganadera, jugaron un papel clave en la capacidad de sostenimiento de los movimientos independentistas. “No se puede olvidar que la independencia también fue una lucha económica: la libertad significaba un nuevo orden comercial y productivo”, agregó.
El hito histórico
La proclama de la independencia, que tuvo lugar en el corazón de Santa Cruz, donde hoy está la plaza 24 de Septiembre, es —a decir de varios especialistas— uno de los hitos claves para la creación de Bolivia.
“Es esencial que la independencia de Santa Cruz sea entendida en su verdadera dimensión, no solo como un hecho local, sino como factor determinante en la configuración del país”, dijo Limpias a EL DEBER.
Además, hizo un llamado a la academia y a las instituciones educativas para profundizar en la investigación y difusión de estos acontecimientos, con el fin de fortalecer la identidad regional y nacional. “La historia de Santa Cruz no puede seguir siendo un capítulo menor en los libros de historia nacional
Poder local
A diferencia de países como Perú o Argentina, donde la independencia fue impulsada desde las capitales, en Bolivia el proceso fue liderado por republiquetas y guerrillas que, tras la derrota de las fuerzas realistas, tomaron ciudades sin disparar un solo tiro, consolidando la soberanía desde las regiones.
Tras la batalla de Ayacucho, liderada por José Antonio de Sucre en diciembre de 1824, los realistas terminaron capitulando. En 1825, Cochabamba proclamó su independencia el 14 de enero; La Paz, lo hizo el 29 de enero; Chichas el 1 de febrero; Oruro, el 9 de febrero, mientras que Tarija ya era un territorio libre desde 1817.
El desarrollo de Santa Cruz
De acuerdo con Paula Peña, una de las historiadoras que promovió varias reflexiones sobre la independencia de Santa Cruz, durante el siglo XIX, los cruceños impulsaron proyectos de libre comercio y rutas para conectar la región con el Atlántico y el resto del país. Se crearon escuelas, promoviendo la formación de nuevas generaciones. En 1880, se estableció la primera universidad pública del país.
El siglo XX trajo consigo nuevas demandas. La llegada del primer automóvil en 1919 y el aterrizaje del avión “El Oriente” en 1925 simbolizaron la modernización. No obstante, el verdadero despegue de Santa Cruz se produjo con la ley de regalías petroleras impulsada por Germán Busch, una medida que permitió financiar obras públicas para su transformación.
El crecimiento de la región en los siglos XX y XXI consolidó a Santa Cruz como el principal polo de desarrollo de Bolivia. Su modelo productivo basado en la agroindustria y el empuje emprendedor de su gente han sido claves en su progreso. Ahora, a 200 de su libertad, una mayor planificación urbana y el fortalecimiento de sus instituciones democráticas figuran entre los retos de la región, destacados por Peña y otras personalidades.
Fuente: El Deber