La importancia de la producción de alimentos del departamento de Santa Cruz que alcanzó a 16 millones de TN, representando el 77% de la oferta total para todos los bolivianos. Además de generar excedentes para la exportación por un valor de $us 3 mil millones en la gestión 2023, que seguramente por efectos del fenómeno El Niño, como también excesos de lluvias durante tiempo de cosecha, que ha incidido negativamente en las campañas agrícolas de verano 2022-2023 y la de invierno 2024, que por falta de diésel todavía no ha concluido.
Aspectos que nos induce a determinar anticipadamente que en esta gestión (2024) habrá una disminución significativa de cantidad de alimentos como también de excedentes exportables sobre todo de Oleaginosas, comparado con el pasado año (2023). Esta situación en los hechos ya se está reflejando, que, por motivos de escasez, a modo de ejemplo con el maíz con un costo a Bs 130 el quintal en el plano interno, y en lo externo con aproximadamente $us 600 millones en menores ventas al exterior en soya y derivados hasta septiembre de este año.
Lamentablemente, la situación se agudizará aún más debido a la falta de diésel en la cosecha de soya de invierno, que hasta ahora no ha concluido, y desde el 1 de noviembre estaba lista para su recolección, implicando pérdidas de rendimientos por las recurrentes lluvias de aproximadamente 300 mil TN, con tendencia a aumentar porque resta alrededor de 80 mil Ha de grano de oro en los campos agrícolas de San Pedro y Santa Rosa, principalmente, dependiendo del combustible, si consideramos que la próxima semana continuarán las precipitaciones. Por lo tanto, YPFB deberá disponer el suficiente diésel en los surtidores del Norte Integrado para acabar con lo que falta, de lo contrario los perjuicios aumentarán.
Similar situación se presenta con la siembra de verano que se tiene proyectado 1.5 millones de Ha de soya, maíz y sorgo y que por la insuficiente disponibilidad de diésel se encuentra con retraso, habida cuenta que la «ventana» ideal para plantar los tres cultivos es hasta fin de año. Hacerlo posteriormente los riesgos provenientes de falta de lluvias durante los 4 meses del ciclo vegetativo, como también la ocurrencia de frentes fríos anticipados de otoño, supondrá pérdidas de rendimientos.
Por último, la desacertada y contradictoria medida del Gobierno Nacional de vetar las exportaciones de aceite refinado, incidirá en la falta de disponibilidad de recursos para que la Agroindustria adquiera de los productores la materia prima (soya y girasol) para procesar torta y harina de soya además de óleo comestible tanto bruto como fino. Implicando que en un futuro inmediato desaparezca este virtuoso sistema de comercialización que propició que las exportaciones de soya y derivados que no llegaban a $us 10 millones en la década de los años 80, alcancen el 2022 a más de $us 2 mil millones de ventas al exterior.
Por lo expuesto anteriormente, podemos inferir con claridad que la disminución no solo de soya, maíz y sorgo será evidente el 2025, como también de los productos básicos de la canasta familiar sobre todo de cerdo, pollo, bovinos de carne y leche que dependen de insumos como torta y cascarilla de soya, harina solvente, para preparar la dieta de estas cadenas productoras de alimentos.
Fuente: Luis Alberto Alpire, Economista y Agro meteorólogo