Cerca de 150 bloqueos y más de 160 días de perjuicio es la expresión de la alta conflictividad que vive Bolivia, con Santa Cruz como epicentro, causando graves daños desde el punto de vista económico, además de afectar negativamente a la imagen del país en el exterior”, dijo el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, en Conferencia de Prensa convocada al efecto, para dar a conocer el resultado de un trabajo de la UNICOM del IBCE, a partir de la recopilación exhaustiva de notas de prensa por medios escritos y digitales, sobre los bloqueos entre enero y agosto del 2023. “Lamentamos que cuando el país precisa paz y certidumbre para crecer más, la conflictividad sube de tono y el foco está en el Departamento de Santa Cruz -el bastión económico, productivo y exportador de Bolivia- con imprevisibles consecuencias si no se pone coto a este abuso. La recomendación para las autoridades sería: 1) Extremar esfuerzos para evitar nuevos conflictos; 2) Gestionar con prontitud los que estén en curso y 3) Sancionar a quienes afecten a los productores, exportadores, importadores, transportistas, comerciantes, consumidores y trabajadores en cuanto a la libre circulación y trabajo. ¿Acaso no se trata de derechos humanos?”, concluyó.
Unos pocos perjudican a millones
El Gerente General del IBCE dijo que, “si mañana los precios de los productos suben en el país por los bloqueos, habrá responsables; si los insumos o materias primas no llegan a tiempo, los productos escasearán; si se pierden mercados por exportaciones que están varadas, alguien debe responsabilizarse de ello; es injustificable que unos pocos afecten a millones de bolivianos cuando más precisamos crecer: el PIB creció apenas 2,3% al primer trimestre y la exportación cayó 1.800 millones de dólares a junio ¿los bloqueos ayudan?”
El mayor perdedor es Bolivia
En cuanto a las pérdidas, Rodríguez explicó que dependen del punto y la duración del bloqueo; recordó que el sector productivo y el Gobierno coincidieron en un dato de 10 millones de dólares/día cuando se interrumpió la conexión Santa Cruz-Cochabamba, sin embargo, podría ser más, dado que el movimiento de carga de exportación e importación por ambas carreteras es 9,6 millones de dólares/día, a lo que se suma el lucro cesante. “Los sectores que más sufren por los bloqueos son el ganadero, avícola, porcinocultor y lechero, además del transporte y el sector exportador e importador; pero, si se tuviera que decir quién es el que más pierde, con letras mayúsculas sería BOLIVIA, ya que la consecuencia será un menor crecimiento, menos ingresos para las familias, una baja del ingreso de divisas, además que los precios y empleos pueden sufrir”.
El daño es generalizado
“Cuando el productor no llega a los mercados por los bloqueos, sus alimentos se dañan o pierden, si son perecibles, suben los precios y el castigado es el consumidor; pero, ocurre que, si no puede venderlos, se satura el mercado local y baja su precio, con pérdidas en ambos casos; el exportador no llega a tiempo y sufre penalidades; los importadores y comerciantes incumplen sus contratos de provisión y pierden negocios; ni qué decir de los transportistas que deben soportar las inclemencias del clima (recientemente se llegó a tener más de 2.000 camiones varados en Santa Cruz); finalmente, Bolivia pierde imagen mostrándose como un país conflictuado y poco serio, donde prima la razón de la fuerza, cuando en una sociedad que se precia de civilizada, debería primar, más bien, la fuerza de la razón. Así, unos pocos perjudican a todos los bolivianos, afectando la libre circulación y el trabajo -derechos fundamentales- lo que debería ser sancionado”.
Sanción a bloqueadores
Rodríguez concluyó haciendo el siguiente paralelo: “Si el delito de abigeato es sancionado con prisión de dos años, por el robo y la muerte del ganado… ¿Acaso no pasa lo mismo cuando los pollitos o el ganado mueren por el calor o la falta de agua? ¿Quién reconoce esta pérdida y por qué no se castiga de igual manera dicha afrenta al sector productivo?”