Con la resistencia de las malezas a los herbicidas y sus mutaciones como tópico transversal y la necesidad de un Manejo Integrado de Malezas como camino a desandar con más profundidad, Congreso con la participación de más de 700 profesionales de varios países de Latinoamérica y Estados Unidos.
Con la resistencia de las malezas a los herbicidas y sus mutaciones como tópico transversal y la necesidad de un Manejo Integrado de Malezas como camino a desandar con más profundidad, finalizó el IV Congreso Argentino de Malezas- ASACIM, organizado por la Consultora SEMA y con la participación de más de 700 profesionales de varios países de Latinoamérica y Estados Unidos.
El encuentro desarrollado en Mar del Plata reflejó la integración de la academia, la industria y la producción como base para contribuir a sistemas agropecuarios que garanticen compatibilizar la generación creciente de alimentos con el menor impacto ambiental y social.
Pasaron por el estrado profesionales EEUU, Brasil y Argentina, ante un público donde también se encontraron técnicos, empresarios, estudiantes de Uruguay, Colombia, Bolivia y Paraguay, que pudieron acceder a 108 posters y 72 exposiciones orales en 48 horas.
Se trata del principal evento científico-tecnológico del año de esta especialidad donde el encuentro permitió intercambiar experiencias y conocimientos con los mejores especialistas locales e internacionales.
La tarde de cierre se inició con Conferencias Plenarias moderadas por Marcelo de la Vega (UNT). La primera fue la de Patricia Diez de Ulzurrun (UNMdP) «Revalorizando la identificación y la bioecología de malezas en tiempos de resistencia», informó que la vegetación que crece en argentina incluye alrededor de 9000 especies y «la identificación botánica sigue siendo la principal herramienta para reconocer las especies porque si no se hace correctamente es difícil implementar un programa correcto de manejo de malezas». En este sentido, remarcó que en Argentina, «hay poco material para identificación de semillas. Cada país que recibe granos tiene limitaciones y los laboratorios de las empresas que las envían tienen que certificar qué semillas están en las muestras, pero hay muy poco material en nuestro país para hacer una correcta identificación».
Consideró que las nuevas herramientas tecnológicas son buenas para aumentar la información «pero hace falta docencia para la correcta utilización».
A su turno, Edinalvo Camargo (Universidade Federal de Pelotas) expuso sobre «Herbicida y ambiente: buscando una optimización de uso», subrayando la importancia de «aplicar de manera asertiva el producto para que llegue al objetivo, para hacer efectivo control de las malezas y reducción de riesgo de carryover».
Sobre este último punto, indicó que es un tema importante actualmente por la necesidad de usar herbicidas preemergentes para el manejo de las malezas. Para minimizar el riesgo de carryover de los herbicidas, indicó que «es importante el drenaje en período de invierno asociándolo con plantas de cobertura de invierno, que permita dar posibilidad a los microorganismos del suelo a degradarse más lentamente. Otro punto importante es la corrección de pH, que en nuestros pisos suele ser bajo. En realidad, elevar el pH es mejor aún que drenar durante el invierno, según estudios. Otro aspecto es la posibilidad de hacer rotación de cultivos, así generar drenaje durante todo el año».
Indicó también como fundamental atender los «avances tecnológicos en aplicación y formulaciones para reducir los riesgos de los herbicidas que permanecen en la propiedad, pasar los campos por la paja de manera mejor, continuar generando conocimiento para uso de preemergentes en sistemas conservacionistas, y sobre todo protección de los suelos de los herbicidas haciendo la rotación química».
MESA REDONDA: AMBIENTE, SOCIEDAD Y EDUCACIÓN DE LA CIENCIA DE LAS MALEZAS (ASE)
Con Javier Crespo (INTA-UNR) como moderador, comenzó la última etapa del Congreso. La charla «Mitigación del impacto de los herbicidas en el ambiente», estuvo a cargo de su colega Jorgelina Montoya (INTA), quien profundizó en la importancia de contener los desbalances en el uso de herbicidas, las fugas de los productos fitosanitarios que producen degradación ambiental o comprometen la funcionalidad de los ecosistemas y la salud del suelo.
«Es importante centrar los esfuerzos en utilizar las mejores prácticas de gestión de los PFS para minimizar las fuentes de errores y maximizar la precisión de la aplicación manteniendo la sostenibilidad del medio ambiente (Mathews et al. 2014)», enunció. Al respecto, destacó la aplicación de buenas prácticas agropecuarias, porque «el marco que permite mitigar los efectos negativos son las normativas y reglamentaciones», regidas por el Senasa.
«En nuestro país la clasificación toxicológica es de acuerdo al producto formulado, si bien tiene que ver con la toxicidad aguda, nos quedamos aún cortos con la crónica. Ahí hay grandes interrogantes y mucho por desarrollar», apuntó y también destacó la necesidad del trabajo del ingeniero agrónomo, la capacitación de los operarios, conocer la información sobre los aspectos relacionados con las tecnologías de aplicación y mitigación de la deriva, «que hay mucha», aplicar tecnología de cultivos, usar menos la intensificación sostenible «No es lo mismo lo que puedo hacer en La Pampa, Santa e, Balcarce o Chaco, cada vez necesitamos más conocimiento y más gente en el campo. Tenemos que tender a reducir la contaminación, pero debe ser generada la información en cada sitio específico».
Otras acciones enumeradas fueron la «rotación de cultivos para mitigar el escurrimiento, interrupción de los cultivos de cobertura con distintas estrategias que evitan herbicidas como los rolos, el manejo de malezas con implementos mecánicos de mínima remoción cuidando el suelo, estrategias de tipo estructural, generar zonas de amortiguación y resguardo como cortinas forestales, franjas ribereñas y lacustres que evitan que se propaguen residuos; el ordenamiento territorial, el manejo de los residuos sobre el que se están implementando biobets, camas biológicas para mitigar contaminaciones puntuales».
En definitiva, son muchos los aspectos y «exceden las tecnologías. Tiene que haber también un contexto político y económico que acompañe a una mayor presencia de colegas formados en el territorio, porque 5000 hectáreas bajo la decisión de una sola persona es mucho para hacer un seguimiento pormenorizado de los flujos de emergencia», subrayó.
A continuación, se dialogó sobre el «Cambio de los planes de estudio en la agronomía y cambios en los sistemas de producción de cultivos. Hacia una visión sistémica de la formación profesional», a cargo de Marta Tenutto (UNR). La docente hizo hincapié en la mirada interdisciplinaria y transdisciplinaria, porque «aprender y hacer son inseparables». Invitó a «aprender en contexto y entender que la suma de las partes no da necesariamente el todo. Para poder trabajar del todo a las partes y no de las partes al todo hay que cambiar la enseñanza, pensar en vivencias, experiencias, problemas, situaciones, propiciar el aprendizaje por descubrimiento y por interacción con otros. Las prácticas de enseñanza deben estar en el estudiante o el aprendizaje, en el docente o la enseñanza, con diversidad de estrategias que desarrollen capacidades y habilidades».
«Hay que ofrecerles puentes cognitivos, experiencias y un material significativo. Incentivar el pensamiento crítico y creativo, el desempeño de las capacidades. En definitiva, trabajar en forma sistémica, holística y contextualizada», cerró.
Para cerrar la Mesa, Horacio Acciaresi (INTA-CIC), dialogó sobre «Manejo integrado de malezas, utopía vs. realidad: 40 años después de Osvaldo Fernández».
¿Por dónde se puede avanzar al verdadero manejo integrado o aproximarnos? En principio «trabajar en la investigación y extensión, lo cual tiene que ver con las acciones que implican la redefinición de la escala y el modo de investigación y extensión. También, generar modelos del ver para creer, experiencias de campo, experimentos a largo plazo».
En lo que refiere a la Industria Agroquímica, indicó que ha «empezado a reaccionar ante la situación, optimizando herbicidas sobre todo los residuales y el timming del flujo de emergencia». En lo que refiere al rol del sector productivo, «que es el que toma la decisión final», consideró que «quizás fue el elemento soslayado hasta hoy en el manejo integrado. La capacitación y el destino de la información y conocimiento no está yendo a él de manera directa. Quizás queda sólo en las estructuras. Hay que hacer capacitación en prevención y manejo». Y por último la importancia del Estado: «No se puede concebir avanzar a un manejo más integrado si no se remueven factores sociales, económicos e institucionales que obstaculizan la adopción de estrategias al menos a mediano plazo».
Entonces, el MIM ¿es utopía o realidad? «Aún nos estamos moviendo más cerca de la utopía que de la realidad», finalizó.
Cierre con premios y emotividad
Para finalizar el encuentro, se premió a los mejores posters presentados y orales y que serán publicados en Revista Malezas. Los seleccionados fueron «MH: Efecto de los herbicidas residuales aplicados en verano sobre diferentes especies sembradas en otoño en un argiudol típico de Uruguay», de Alejandro García y otros.
En los orales los ganadores fueron:
-«El rastrojo en la acción de herbicidas residuales» de Diego Ustarroz;
- «Identificación de los requerimientos germinativos de Titonia tubaeformis (asteraceae) como base para el diseño de prácticas agreonómicas que reduzcan su emergencia», de Héctor Huarte y otros;
- «El rol de los polinizadores en el éxito reproductivo de Raphanus raphanistrum, resistente a clorsulfurón», María Victoria Sandobal y otros;
- «Efecto de la secuencia de los cultivos sobre la abundancia de malezas en la Región Pampeana», Lucía Bonfati y otros;
- «Habilidad competitiva de verdeo de invierno frente a Raphanus Satibus» Luis Carreto y otros;
- «Combinación de beneficios ambientales asociados a la reducción de las dosis de glifosato formulado con bioproductos provenientes de residuos de la industria pesquera» Vera Álvarez y otros;
- «Respuesta de poblaciones de Sorgo de Alepo a herbicidas inhibidores de ACCasa (Haloxifop dicletodin) y EPS PS (glifosato)», Julio Scursoni;
- «Screaning de resistencia al glifosato, Haloxifop dicletodin en poblaciones de Eleusine indica de Argentina», Daniel Tuesca y otros.
Por último, ASACIM reconoció a malezólogos jubilados durante pandemia «por todo lo que han entregado a la ciencia de las malezas pero sobre todo por ser excelentes personas y profesionales», como Graciela Guevara, Juan Carlos Papa, Elba de la Fuente, Emilio Satorre, Juan Carlos Ponza, Angela de la Penna, Amalia Ríos, Carolina Estilart, Mario Vignia, Luisa Nisensohn, Eduardo Puriccelli, Francisco Bedmar, Jorge Garay, Delma Faccini, Eduardo Leguizamón. María Teresa Sobrero y Osvaldo Fernández.
Fuente: Revista Chacra de Argentina