El estudio «Análisis sobre la eficacia de genes de Resistencia a la podredumbre del tallo y la raíz de la soja caracteriza la capacidad de adaptación de Phytophthora soja al manejo de la enfermedad utilizando resistencia genética.
El estudio «Análisis sobre la eficacia de genes de Resistencia a la podredumbre del tallo y la raíz de la soja» fue realizado en colaboración entre investigadores de la Argentina, Australia, Canadá, China y los Estados Unidos y «apunta a caracterizar la capacidad de adaptación de Phytophthora soja al manejo de la enfermedad utilizando resistencia genética. Dicho trabajo incluye una revisión sistemática del patógeno, realizada entre 1990 y 2019», afirmó Eduardo Guillin -investigador del INTA
Los resultados del estudio demostraron que en los últimos años se registró una pérdida de eficacia para el control de esta enfermedad en la Argentina, Canadá y los Estados Unidos, debido a la utilización continuada de sólo un puñado de genes Rps.
Otro aporte del estudio indicó que «los aislamientos del patógeno son cada vez más infectivos en relación con una mayor cantidad de genes de resistencia.
Además, se observa una creciente diversidad patogénica en las poblaciones a lo largo del tiempo, es decir, mayor número de genes Rps en un mismo territorio, lote, región, etc. indican los especialistas..
Por otro lado, el investigador del INTA profundizó: «Los genes de resistencia interactúan con ?genes de avirulencia’ propios del patógeno, de manera singular, ?gen a gen’.
Cuando las proteínas del patógeno (codificadas en los genes) son reconocidas por las codificadas por los genes de resistencia (propios del genoma de la planta), se desencadena una fuerte reacción de defensa. Cuando este reconocimiento no acontece, ocurre la infección».
«En esta dinámica las poblaciones del patógeno van adaptándose continuamente al desafío ambiental que para ellas significa la presencia de genes Rps por vía de diferentes mecanismos y así van superando las medidas de manejo de la enfermedad», agregó el especialista del INTA.
El trabajo plantea «la necesidad de incorporar nuevas fuentes de resistencia a Phytophthora sojae en los programas de mejoramiento de soja»; pero a la vez, «se debe tener en cuenta que la introducción de nuevos genes sería solo una solución pasajera entre los intentos de control y la capacidad de adaptación de los patógenos».
«Es importante comenzar a transitar un cambio de paradigma que aporte una mirada ecológica, que incluya la correcta nutrición, la integración de los cultivos con el ambiente, y la salud del suelo como organismo vivo, tal que se optimicen las comunidades de microrganismos, incluyendo patogénicos y benéficos», concluyó Guillin.
Fuente: Revista Chacra