El economista y meteorólogo Luis Alberto Alpire, realizó un análisis sobre la campaña de verano de maíz, la misma que no es muy alentadora. Debido a la prolongada sequía se estima que exista un déficit de 700 mil toneladas del grano amarillo, aspecto que afectará a los sectores pecuarios.
La campaña más importante de maíz es la de verano, reflejada por la mayor cantidad de superficie cultivada y las precipitaciones que garantizan la humedad que determina rendimientos adecuados.
Lamentablemente no se han efectivizado ambos supuestos, primero porque no se alcanzó el objetivo de siembra planificado, por la falta de lluvias en noviembre y diciembre, fechas propicias para el arranque ideal del cultivo y la expectativa de rentabilidad óptima.
Seguramente por sexto año consecutivo la producción de maíz caerá nuevamente, grano fundamental como insumo alimenticio para la generación de carne avícola, porcina, bovina, aemás de leche y huevo, artículos básicos de la canasta familiar de los bolivianos.
Nuevamente nuestro país será deficitario en la provisión de este básico e importante cereal, estimando generar esta próxima gestión entre 400 a 500 Mil toneladas (TN), según cálculos coincidentes de Promasor y la Asociación Departamental de Avicultores, muy distante de las 1.200.000 TN que se requiere para satisfacer la demanda nacional, creciendo cada vez más la dependencia de la importación formal y de contrabando del maíz transgénico de Argentina.
Esta crítica situación de nuestro país en cuánto a la disminución de las exportaciones en el orden de $us 2.800 millones, comparado entre la gestión 2023 y 2022, trae consigo de vuelta el déficit comercial aproximado de $us 600 millones, después de 3 años de superávit anual, arrastrando además la crónica escasez de la divisa norteamericana, que propicia un clima de desconfianza en los sujetos del comercio exterior, como también en la propia población boliviana.
Uso de biotecnología
En ese sentido impera más que urgente, la necesidad de producir más y mejor, no solo para abastecer el mercado interno, sino también para generar excedentes para la exportación, evitando así la importación o dependencia de terceros en la provisión de alimentos esenciales para la dieta regular, recurriendo a la biotecnología a través del evento apilado RR + BT de maíz genéticamente modificado, tolerante a herbicidas y gusano cogollero.
Incluso se cuenta con un trabajo de investigación llevado a cabo por José Luis Llanos, actual Decano de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Gabriel Rene Moreno, sobre un análisis comparativo de resultados de rendimientos de esta tecnología probada y aplicada por muchos países versus la semilla de maíz convencional que se siembra en Bolivia. Concluyendo que en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay alcanza a producir 5 toneladas por hectárea, como promedio en contraste de 2,5 toneladas en nuestro país.
Fuente: Luis Alberto Alpire, Economista y meteorólogo