Bolivia cuenta con 53 millones de hectáreas de cobertura forestal y, al mismo tiempo, es uno de los países con mayor tasa de deforestación, por ello, urge reconocer y recompensar los aportes de quienes protegen y gestionan sosteniblemente los bosques.
· Hoy, en la Reserva de Vida Silvestre Municipal Tucabaca, el pulmón de la ciudad de Santa Cruz, destaca el proceso de la certificación de plan de manejo y la verificación de cinco servicios ecosistémicos en una extensión de 262.305 hectáreas.
Los bosques y áreas naturales protegidas son, ante todo, proveedores de servicios ecosistémicos: beneficios vitales que sustentan la vida, regulan el clima y permiten el desarrollo económico y social. Sin embargo, para que estos servicios sean sostenibles, medibles y escalables, es urgente avanzar hacia una medición del impacto creíble y accesible de sus beneficios.
Hoy, ya no se trata únicamente de proteger por proteger, sino de valorar lo que los ecosistemas generan y demostrar, con evidencia concreta, cómo sus aportes impactan positivamente en el clima, la economía y las comunidades.
En este contexto, medir el impacto real de los beneficios que nos brinda la naturaleza (los llamados servicios ecosistémicos) es una estrategia esencial para comunicar resultados y fortalecer la confianza entre empresas, comunidades y gobierno. Por ello, Forest Stewardship Council (FSC) diseñó la herramienta “Impacto Verificado FSC” que posibilita esta medición y facilita una comunicación transparente de los impactos positivos en biodiversidad, secuestro y almacenamiento de carbono, agua limpia, suelos saludables y otros servicios ecosistémicos.
América Latina apuesta por la medición del impacto
Según datos compartidos por FSC ya existen más de 96 proyectos de Impacto Verificado FSC en 25 países, abarcando más de 3,5 millones de hectáreas, con la mitad de estos casos concentrados en América Latina. Estos proyectos han probado que es posible conectar la gestión forestal sostenible con la conservación ambiental.
Por ejemplo,Bolivia cuenta con 53 millones de hectáreas de cobertura forestal y, al mismo tiempo, es uno de los países con mayor tasa de deforestación, por ello, urge reconocer y recompensar los aportes de quienes protegen y gestionan sosteniblemente los bosques.
Al respecto, María Luisa Salvatierra, directora ejecutiva de FSC Bolivia, señaló: “conservar los bosques no solo es una acción ambiental, sino una estrategia de desarrollo sostenible. Estamos hablando de servicios ecosistémicos fundamentales —como el agua, la captura de carbono, la biodiversidad y la regulación climática— que sustentan medios de vida, economías locales y la resiliencia de nuestras comunidades”.
Retos
Pero para que estas iniciativas se multipliquen, los marcos regulatorios, las políticas públicas y los incentivos deben avanzar al mismo ritmo. América Latina cuenta con una biodiversidad única, pero también con brechas en gobernanza ambiental. Por eso, la colaboración entre el sector público, privado y las comunidades es más crucial que nunca.
“La conservación ya no puede depender solo de la voluntad. Requiere métricas, financiamiento y acción coordinada”, afirmó recientemente Subhra Bhattacharjee, directora general de FSC, durante el Primer Summit de Servicios Ecosistémicos FSC Latinoamérica, organizado por el Forest Stewardship Council (FSC) en Santiago de Chile. Su llamado refleja una necesidad compartida en toda la región: pasar del discurso a la implementación, y hacerlo con base en datos verificables y modelos replicables.
Fuente: FSC
