Exomad Green, fabrica productos orgánicos con desechos de madera utilizados para la regeneración del suelo agrícola. El Instructivo IND-DGMBT No. 013-2022 aprobado por la ABT, viabiliza el uso de residuos de madera que antes eran quemadas. Estos residuos provienen del aprovechamiento sustentable de los bosques. Esta actividad, además de generar beneficios sociales y económicos, ha favorecido a la población concepcioneña evitando las quemas de los residuos de la industria maderera y mejorando altamente la calidad del aire en Concepción.
Concepción, 20 de noviembre.- Desde la aprobación, por la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), del Instructivo IND-DGMBT No. 013-2022, cada vez son más empresas las que incursionan en el uso de residuos de madera para transformarlos en productos funcionales para el hogar como; palos de escoba, tableros aglomerados, además de productos orgánicos para la recuperación de suelos y mejorar la producción agrícola en áreas degradadas y/o con pérdida de productividad, como es el caso del producto de la empresa Exomad Green.
Esto ha generado el cuidado del medio ambiente evitando la quema de los desechos como orillones, aserrín, viruta, reduciendo el humo y mejorando la calidad del aire, desarrollando un producto que, al ser utilizado, mejora las condiciones y productividad del suelo en la región y el país, causada por la pérdida de fertilidad de los suelos.
Exomad Green es una división de Exomad, empresa maderera instalada en el municipio de Concepción, que hoy desarrolla el proyecto Tecnochar, un producto orgánico a base de residuos de madera que benefician tanto al medio ambiente como a los pequeños, medianos, grandes agricultores y comunidades productivas, que precisan mejorar las condiciones, calidad y fertilidad de sus suelos.
Diego Justiniano, gerente general de Exomad, informó que Exomad Green es la primera planta inaugurada en Bolivia (2023) y el mundo, tiene una capacidad de producción de 30.000 toneladas anuales. Actualmente hay otras plantas en construcción en importantes zonas del país, que tienen como objetivo llegar a producir 150 mil toneladas anuales a mediano plazo. Adicionalmente, en el proceso de producción se obtiene bioaceite con alta viscosidad y biogas para la producción de energía limpia.
“Nuestro principal mercado es Bolivia, sin embargo, en Estados Unidos, Europa y Asia el producto es muy requerido por sus beneficios en el desarrollo sostenible y agricultura regenerativa. Como sector forestal siempre estamos promoviendo las prácticas sostenibles con impactos sociales, ambientales y económicos para Bolivia”, enfatizó Justiniano.
Por su parte, Jorge Ávila, gerente general de la Cámara Forestal de Bolivia (CFB), señaló que todas estas gestiones se realizan bajo la premisa de completar el proceso de economía circular sustentable del sector forestal, reutilizando residuos de madera en productos útiles para la sociedad, conservar el medio ambiente y, sobre todo, generando un extraordinario impacto socio económico y medioambiental para todo el país.
El proceso de transformación del producto orgánico, pasa desde la recolección de orillones, aserrín y viruta de madera para luego ser triturados y sometidos a un proceso de pirolisis industrial (proceso termino de degradación) de alta tecnología y complejidad para convertirlos en Tecnochar de calidad. Posteriormente pasa por el proceso de enfriamiento e inoculación con microorganismos benéficos para el desarrollo de los cultivos con calidad certificada por laboratorios internacionales.
Asimismo, Ávila, resalto que el trabajo que realiza el sector forestal en Bolivia, está acompañado de planes de manejo sustentables, sometidos a la fiscalización de las autoridades, siendo importantes las medidas y proyectos que se ejecutan para mantener el equilibrio con la naturaleza.
Características de Tecnochar
La materia prima principal son residuos y desechos de madera, lo cual la hace un producto único en sus propiedades y características como ser la capacidad para retener agua y nutrientes hasta 5 veces su peso, mejora la calidad del suelo, el desarrollo de la vida microbiana, regula el Ph y modifica la estructura de tierras arenosas y arcillosas, optimiza el uso de fertilizantes y agroquímicos.
“Con todo esto se logra recuperar áreas que han dejado de ser cultivadas, se incrementa la producción de alimentos en áreas que están siendo utilizadas, lo que se traduce en conservación de los bosques al reducir la necesidad de deforestar para compensar la pérdida de rendimiento agrícola”, concluyó Justiniano.
Datos de la CFB