Analistas e instituciones señalaron que el Gobierno está repitiendo lo ocurrido con el aceite en diciembre
del año pasado. Plantean incentivar las exportaciones para tener una acumulación de las RIN
La historia se repite. En diciembre del año pasado fue con el aceite y ahora es con la carne de res. El Gobierno nacional nuevamente recurre a la suspensión de exportaciones para poder nivelar el precio del producto en el mercado interno. Analistas e instituciones lamentan que nuevamente las autoridades nacionales vayan a estas medidas que no solucionan el incremento de precios y, por el contrario, ponen en riesgo la seguridad jurídica de las empresas.
Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), indicó que suspender las exportaciones solo empeora el problema porque no da una solución estructural a este incremento de precios, sino que añade dificultades al empresariado como ser el incumplimiento de contratos internacionales, desgaste de la imagen del país y escasez en el ingreso de divisas.
“La medida tiene un cálculo político, para agradar o apaciguar a la gente, queriendo que sea el sector productivo quien subvencione el precio de la carne, algo que, desde el punto de vista racional es peligroso porque puede afectar no solo el margen de ganancia, sino, la viabilidad misma del negocio y bajar la producción”.
Rodríguez acotó que “no se puede castigar al sector ganadero y agroindustrial” impidiéndoles exportar, siendo que tienen contratos internacionales por cumplir, y queriendo que vendan a un menor precio cuando sus costos de producción son cada vez más altos por la subida del dólar.
También se refirió a un “estudio imparcial” para ver por qué y dónde se incrementa el precio de la carne. “Los ganaderos enfrentan una subida frenética de costos, por ejemplo, el quintal de sorgo de costar Bs 40 ahora está en Bs 110; el quintal de maíz subió al doble, de Bs 70 a Bs 140, entonces es imposible que no suba la carne”.
Desde la Cámara de Exportadores, Logística y Promoción de Inversiones de Santa Cruz (Cadex) señalaron que esta suspensión responde “a un modelo fracasado”, que no permite que los sectores crezcan e inviertan, afectando así a los consumidores bolivianos. Si hay menos producción los precios se incrementan en el mercado y si hay menos exportación no ingresan divisas al país.
Por otro lado, dijeron que el Gobierno nacional implementó esta medida porque es el resultado de una mala gestión frente a la economía boliviana “que no comprende el funcionamiento del sector productivo agropecuario y exportador”.
Los exportadores señalaron que el Gobierno debe enfocar sus esfuerzos en una decidida lucha contra el contrabando. “En vez de vetar exportaciones debe acompañar a los productores y exportadores para ser más competitivos y ser más agresivos en la búsqueda de nuevos mercados para la exportación”, complementaron desde la Cadex.
Jorge Akamine, economista, dijo que el problema para el incremento del precio viene del momento económico que vive el país con el tipo de cambio paralelo, la inflación y la subida de los costos, por lo tanto, esto no va ser solucionado con la suspensión de exportaciones.
“Es necesario incentivar las exportaciones para tener una acumulación de las Reservas Internacionales Netas (RIN) que permitan tener un tipo de cambio estable para que contribuya a la mejoría de la economía en general”.
En tanto, Walter Morales, doctor en Economía, señaló que desafortunadamente, suspender las exportaciones es parte de un modelo fallido.
“El Gobierno opta por esta salida por comodidad y cálculo político para dirigir la medida, al sector que menos problema social le puede generar. Es fácil controlar al sector formal, pero el énfasis debería estar focalizado en los problemas reales”.
Plantea como solución “pensar en el país con idoneidad y no políticamente”, cambiando el actual “modelo de Estado desubicado e ineficiente” hacia uno que aliente la inversión privada.
Por su parte, el economista Juan Fernando Subirana planteó que para nivelar el precio de varios productos en el mercado interno, no solamente la carne de res, sería liberar las exportaciones, reducir los gravámenes de importación, disminuir la brecha del gasto público y empezar a trabajar en un plan serio para la reducción progresiva de las subvenciones a los carburantes.
Fuente: El Deber