Anualmente se deforestan un promedio de 200 mil hectáreas (ha) en Bolivia. La Ley 337, permite al Estado la otorgación de títulos de derechos agrarios y la deforestación en tierras de vocación forestal. El sector forestal solo hace uso de 10 millones de ha., bajo manejo forestal de los cuales solo 2 millones están en manos de las empresas madereras a través de Autorizaciones Transitorias Especiales (ATE). El sector forestal genera un movimiento económico total arriba de $us 1.000 millones por año. 90 mil familias se benefician de manera directa de la actividad forestal y 180 mil familias de manera indirecta. El Choré es una Reserva Forestal inexistente, hoy solo se observa agricultura y plantaciones de coca. La Cámara Forestal de Bolivia, demanda al Estado seguridad jurídica para los suelos que son de vocación forestal.
Santa Cruz, 13 de septiembre. – La deforestación en Bolivia es un problema que se ha vuelto crónico, siendo así que, en los últimos 20 años se calcula que cerca de un 40% a 50% de toda la deforestación que ocurre en el país, sucede en bosques o suelos de vocación forestal. Según un informe de la Cámara Forestal de Bolivia, los datos oficiales de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), indican que la deforestación anual en Bolivia tiene un promedio de 200 mil hectáreas.
Jorge Ávila, Gerente General de la Cámara Forestal de Bolivia (CFB), explicó que la incidencia de la deforestación en tierras forestales es muy elevada y tremendamente perjudicial, ya que es una deforestación descontrolada y muchas veces solo tiene el propósito de consolidar asentamientos para después justificar la obtención de un título agrario.
Pese a todas estas problemáticas, Ávila indicó que, lamentablemente el Estado es promotor de la deforestación dañina e inapropiada. El mejor ejemplo de esta afirmación, es la Ley 337 de Reposición de Bosques, donde se reconoce y habilita legalmente al Estado para otorgar derechos agrarios en tierras de vocación forestal y permitir que se deforesten hasta un 20% de dichos predios, así sean estos de vocación forestal o Tierras de Producción Forestal Permanente (TPFP), violando flagrantemente la CPE. “En los hechos, la realidad es que terminan deforestando el 100% del predio”. “Es lamentable la poca valoración que el Estado le da a los bosques del país”, señaló.
El ejecutivo también destacó que todos los Gobiernos, sin excepción, han sido irresponsables en la lucha contra la deforestación, en especial en las que se dan en tierras de vocación forestal. “El Estado ha olvidado su verdadero rol y han hecho caso omiso de la realidad ecológica, cultural y ambiental de los bosques, y en la gran mayoría de los casos, se han vuelto promotores de la destrucción del medio ambiente”, expresó el representante de la CFB.
El Decreto Supremo 26075 denominado “Tierras de Producción Forestal Permanente”, establece que el país tiene 28 millones de hectáreas destinadas exclusivamente para la producción forestal, el sector solo hace uso de 10 millones de ha., bajo manejo forestal, de las cuales apenas 2 millones están bajo derecho forestal empresarial es decir cuentan con Autorizaciones Transitorias Especiales (ATE) otorgadas por el Estado (antes llamadas Concesiones Forestales) y el resto están en manos de pueblos indígenas, comunidades campesinas, algunos propietarios privados y Agrupaciones Sociales del Lugar (ASL). Hay un porcentaje no determinado oficialmente, de tierras fiscales. El mismo Decreto destina aproximadamente 25 millones de hectáreas para áreas protegidas (parques nacionales, departamentales y municipales, etc.), de los cuales, resalta Ávila, que la mancha verde en su totalidad no tiene otro objetivo que, de conservación del medio ambiente y manejo forestal, lo cual, lamentablemente, no se está respetando en la actualidad.
“La deforestación de los bosques de producción forestal, como también de los bosques frágiles que están destinados a las áreas protegidas, está generando un perjuicio ecológico incalculable ya que incide directamente en los ciclos del clima, lluvia y sequía”, expresó el Gerente al enfatizar que no puede existir industria forestal si la deforestación en tierras forestales continúa avanzando.
Beneficios económicos, sociales y ambientales generados por el sector y la actividad forestal
En la actualidad el sector forestal en el mercado interno del país, genera un movimiento económico entre los $us 650 y $us 700 millones por año y ha logrado superar los más de $us 100 millones en exportaciones. Además, cabe resaltar el impacto económico por recaudaciones tributarias, ya que la actividad, maderera no goza de regímenes especiales; es decir, además de la patente forestal y la tarifa de regulación forestal, paga todos los impuestos previstos en el régimen general (IVA, IT, IUE, etc). “Si analizamos con detalle nuestra contribución estaría arriba de los $Us 1.000 millones al año en beneficio de toda la población boliviana”, informó Ávila.
Asimismo, el sector forestal también contribuye con beneficios sociales y ambientales; como la generación de empleos directos para más de 90 mil familias y 180 mil familias que trabajan de manera indirecta en el sector. De dichos empleos, el 70% son rurales, es decir, que se realizan en las comunidades dando trabajo a lugareños, y en el caso de las industrias madereras urbanas más del 40% de la mano de obra es femenina.
El beneficio ambiental tiene que ver de manera directa, con la estrategia de conservación de los bosques y su renegación natural para su preservación indefinida en el tiempo, esto a través del aprovechamiento forestal sustentable. De esta manera, se prestan servicios ambientales extraordinarios en favor de la sociedad; como son: secuestro de carbono, regulación del agua y el clima, protección de la biodiversidad, entre los más importantes.

El Choré, una de las principales zonas de vocación forestal afectada
La Reserva de Producción Forestal de El Choré, un área destinada por el Estado, a través de un Decreto Supremo del año 1966, para el aprovechamiento exclusivo de la madera, hoy es casi inexistente debido a la deforestación, ampliación de la frontera agrícola y avasallamientos. “Actualmente en esta zona no existe una sola actividad maderera, todo lo que hay es agricultura y hasta plantaciones de coca”. expresó Ávila.
Como “un crimen ecológico” fue denominada las afectaciones en esta Reserva Forestal, puesto que El Choré era el regulador y generador de los recursos hídricos de los que se nutren los ríos subterráneos que capta el Norte integrado y la ciudad de Santa Cruz, además, actuaba como barrera natural contra los vientos que vienen de Moxos y detenía la erosión eólica. Asimismo, el representante de la CFB indicó que, es lamentable como este tipo de prácticas inadecuadas se está repitiendo en la Reserva de Producción Forestal de Guarayos y hasta en la del Bajo Paraguá; en la zona de la Chiquitania del departamento de Santa Cruz, además de Pando, Beni, y en el norte de La Paz.
Desafíos para el sector forestal
La Cámara Forestal de Bolivia señala que lo primordial es, contar con seguridad jurídica de los derechos forestales (ATE) por parte del Estado, para que, ante la primera amenaza, o constatación de una ocupación de hecho, o de avasallamientos, se tenga una respuesta inmediata de parte de las autoridades llamadas por Ley.
“Si tuviésemos una respuesta inmediata y contundente del Estado para proteger ese derecho, la deforestación de los bosques bajo derechos forestales no ocurriría jamás, pero la realidad es que no hay una decisión política de proteger y de generar esquemas de seguridad jurídica a los derechos forestales”, afirmó el ejecutivo.
Es así que la Cámara Forestal, desde sus inicios se ha enfocado su gestión institucional para proteger los bosques del país, bajo la premisa de que “sin bosque no puede haber industria forestal” y de esta manera, impedir que se destruyan los bosques en general, aquello que son para la producción forestal y los que destinados a la protección como son las áreas protegidas.
“Es el momento de pasar del discurso demagógico de la conservación de los bosques y la madre tierra, a los hechos. La deforestación que ocurre en los suelos que no son aptos para las actividades agropecuarias, son criminales. Ya tenemos muchas evidencias de la naturaleza nos pasa factura por aquello. Estamos comenzando a vivir en los extremos del clima (sequías e inundaciones), la deforestación es una de sus principales causas”, concluyó Avila.
Datos de la CFB