Mientras los productores hacen cuentas y definen si finalmente sembrarán el cereal, desde el INTA advierten que hay que asegurarse una buena calidad de la semilla para tener éxito desde el momento de la implantación.
Mientras en el agro transcurre la cosecha gruesa con algunas complicaciones por el clima, comienza a discutirse las intensiones de siembra de trigo en el país, la que para muchas entidades será similar a la campaña anterior, aunque algunos insisten en que el aumento de costos podría hacer retroceder hectáreas destinadas al cereal.
Independientemente de eso, desde INTA, aconsejan realizar el tradicional análisis para conocer el poder germinativo de la semilla guardada en la campaña anterior, antes de iniciar la siembra.
“Se aproxima una nueva campaña fina y para asegurar el éxito de la siembra es fundamental conocer la calidad de las semillas de trigo que se van a utilizar en la siembra”, destacó Carina Gallo, ingeniera agrónoma y especialista del INTA Oliveros.
Lo hizo a través del programa #CortosINTA que el organismo lleva a cabo para enviar mensajes técnicos, en esta oportunidad destinado a productores que se están preparando para iniciar una nueva siembra invernal, o a empresas semilleras que comercializan diferentes variedades.
En ese contexto, destacó que los laboratorios de semillas del país cuentan con una serie de pruebas para determinar la calidad fisiológica de los lotes de semillas de trigo de la campaña anterior para aportar calidad a la siembra.
TRIGO: UNA PRUEBA A SUPERAR
Gallo dijo que la prueba más relevante para evaluar la calidad que tendrá la semilla a implantar, es la de germinación, en la que se determina “el potencial de germinación de la semillas” en condiciones óptimas.
Según la especialista, en el caso particular del trigo, la prueba de germinación debe ser realizada en bandejas con arena o rollos de papel, que se preparan con una determinada cantidad de agua.
“Allí esas semillas elegidas se colocan en ambientes de germinación a una temperatura de 20 grados durante 8 días”, comentó.
Finalizado este período de germinación, los analistas de laboratorio evalúan las plántulas y las clasifican en tres categorías: normales, anormales y semillas muertas.
“Las plántulas normales son las que van a componer el porcentaje de germinación. Son aquellas que quedan intactas y tienen cierto grados de perfección, que no impiden el futuro crecimiento de la plántula en el campo”, afirmó la especialista.
UN MINIMO DE 90%
Vale aclarar que los valores de poder germinativos son específicos de cada especie a analizar. En el caso del trigo, la recomendación es lograr un valor mínimo de germinación del 90%, para que la semilla sea considerada efectiva.
“Este es el valor con el cual se comercializan los lotes de semillas de trigo a nivel global”, dice la ingeniera agrónoma del INTA Oliveros.
El objetivo de realizar análisis de germinación de trigo en laboratorio, previo a la siembra, es evitar fallas en la emergencia.
Si este mal trago ocurre, puede conllevar la necesidad de efectuar resiembras, previniendo un mayor costo y evitando que se pierda la fecha de siembra oportuna para la variedad utilizada.
Fuente: Infocampo